Las palmeras son mi niñez. Crecí en una casona de principios de siglos, donde mucho antes alguien plantó tres palmeras de las canarias. Con sus doce o trece metros, esas tres palmeras eran los seres más altos del universo. Eran la aventura. Una de ellas era la selva, gracias a la espesísima enredadera que laSigue leyendo “Los árboles de mi vida”