Hicieron todo lo contrario a lo que indican los manuales de management . No tenían plan de negocios; no sabían nada del negocio que empezaban y cambiaron de idea varias veces a lo largo del camino.
Los hermanos Fábrega, Edgardo (de 31 años), Fabián (30) y Adriana (28), junto con sus padres, Susana y Raúl, a pocos días de la crisis de 2001, compraron un casco de estancia semiderruido, de 1870, y lo convirtieron en un hotel único en el Valle de Punilla cordobés, que no ofrece mero alojamiento, sino programas culturales para aprender a tocar la batería, estudiar pintura contemporánea o hacer talleres de literatura para grandes y chicos, además de planes de capacitación para ejecutivos y empresas.
«No sabíamos nada del negocio hotelero», admite Fabián, licenciado en administración de empresas. Además, las opiniones estaban divididas: la mitad de la familia quería hacer una universidad; el resto, un hotel. «Finalmente, hicimos ambas cosas: durante tres meses por año somos un hotel para familias. El resto del año, trabajamos con empresas que buscan programas especiales de psicología organizacional, motivación o capacitación», cuenta el emprendedor.
La propuesta, según la prestigiosa escuela francesa de negocios Insead, que este año envió a un profesor emérito para escribir sobre el caso de El Castillo, no es igual a nada de lo que hay en el mundo: no es un resort y tampoco es Disneylandia. «En un resort uno hace como que aprende a bailar o como que aprende pintura. Nosotros ofrecemos profesionales prestigiosos en cada disciplina: profesores de literatura, artistas plásticos, verdaderos bailarines de tango o folklore, y chefs para las clases de cocina», describe Fabián, quien admite que quizá siete días (lo mínimo que dura cada programa) no alcancen para desarrollar una habilidad, pero sí para descubrir una pasión.
Organizado en dos unidades de negocio, el 70% de la facturación es generada por el Fábrega Organizational Center, hotel y centro de formación ejecutiva que trabaja con empresas como Abbott, Arcor, Cargill, Coca-Cola, IBM, Monsanto, Repsol YPF y Rensselaer Polytechnic Institute, entre otros. El Castillo opera 280 días al año con estos eventos corporativos que gozan de exclusividad, y reserva las temporadas altas al turismo en general.
Josefina Giglio
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El Castillo Fabrega 