Lo bueno del Coronavirus

Siguiendo la habitual costumbre de buscar lo bueno hasta en las peores situaciones, noto que nuestro país se ha unido en su defensa contra este virus. Al parecer estamos todos de acuerdo en demostrar responsabilidad cívica, sin importar preferencias políticas, económicas o de cualquier tipo.

Hasta hoy, los únicos momentos en que vi que los argentinos nos habíamos puesto de acuerdo fueron los mundiales de fútbol (al menos acordamos festejar nuestros goles, más allá de los acérrimos desacuerdos sobre el DT, el plantel y las estrategias elegidas). Aunque me gusta el deporte, siempre esperé que un acuerdo nacional tuviera tintes más altruistas. Y, gracias al Coronavirus, por primera vez soy testigo de semejante acuerdo.

Siento un poco de pena por no poder salir a la calle a disfrutar de la triunfante ausencia de discusiones frívolas sobre si alguien le quitó a otro alguien el lugar para estacionar, o la esperanzadora ausencia de piquetes anticonstitucionales, o la tranquilizante ausencia de ruidos desconsiderados hacia el prójimo. Pero estoy feliz por sentirme coterráneo de personas que acuerdan cuidarse entre sí.

Claro que soy consciente de que no tengo la menor idea de cómo sobrevivirán las pequeñas y medianas empresas del país. Al menos la nuestra, que, sin algún milagro de por medio, probablemente quiebre. Sin ningún ingreso, pero siempre con egresos fijos y con la conocida carga impositiva del 63%, no espero otra cosa que magia salvadora. Y no lo digo para tirar una pálida, sino para prestarle atención a los porcentajes. Porque analizar los porcentajes es una tarea crucial para formar un criterio de prioridades.

Si logramos un acuerdo total para luchar contra el Coronavirus, que ha afectado al 0,00014% de nuestra población, ¿por qué no logramos un acuerdo total para proteger a las pequeñas y medianas empresas, que generan el 70% del empleo y conforman el 99% de las empresas argentinas?

Recuerdo cuando el SIDA comenzó a alarmar a la gente, allá por las décadas del 80 y el 90… En esa época, cuando mi padre estaba especializándose justamente sobre el SIDA, un noticiero de TV local lo invitó a brindar información médica actualizada a los ciudadanos sobre dicha enfermedad. Mi padre respondió todas las preguntas, explicó otros detalles más, y finalizó diciendo que, aunque el SIDA era preocupante, había que priorizar los recursos siguiendo las estadísticas: por ejemplo, en Argentina vivían más de un millón de personas afectadas por el incurable Mal de Chagas (el 20% de los enfermos mundiales). Al periodista no le gustó que mi padre desviara la atención de la enfermedad de la que todos hablaban en ese momento.

En línea con esta anécdota, hoy podríamos decir lo mismo del mismo Mal de Chagas, o del dengue, este último con 526 casos confirmados y 2 muertos desde el último brote, sólo en Córdoba. O de los accidentes de tránsito, con 6.627 muertes el año pasado en el país. ¿Que los accidentes de tránsito no son una enfermedad? Bueno, si consideramos la cantidad de jóvenes que mueren en auto como consecuencia de los estupefacientes y las trasnoches de boliche, evidentemente que esos accidentes sí son una enfermedad, y muy contagiosa. Y no me vengan con que soy el malo de la película «Footloose», porque no es eso lo que quiero decir. También hemos disfrutado salir a bailar… me estoy refiriendo al extremo de perder la conciencia, la responsabilidad cívica, ¡la vida!

Si logramos un acuerdo total para luchar contra el Coronavirus, que representa el 0,85% de las muertes por accidentes de tránsito, ¿por qué no logramos un acuerdo total para proteger a nuestros conductores y a nuestros transeúntes?

Si lo hemos podido hacer con el Coronavirus, cuyas estadísticas están lejísimos de las principales amenazas de la salud y la vida de los argentinos, ¿por qué no acordamos respetarnos de una vez por todas?

-Fabián G. Fábrega

Publicado por elcastillohotel

The FABREGA ORGANIZATIONAL CENTER

7 comentarios sobre “Lo bueno del Coronavirus

  1. Maravilloso tu aporte querido Fabián , tu mirada es real ,es así … y abre el espectro de lo que hoy creemos es lo único que atender, pero desvía la mirada de muchas realidades que como ser humanos debemos reveer empezando en cada hogar, somos ejemplo para las nuevas generaciones,y esta oportunidad debe usarse en pos de demostrar que se puede ser unidos, y se puede empezar por uno mismo haciendo nuestro aporte y poniendo nuestro granito de arena. Está crisis vino a decirnos mucho, usemosla positivamente y sin bajar los brazos ,siempre desde una mirada esperanzadora . Gracias Fabián!!

  2. Estoy de acuerdo. Los gobernantes no son solidarios ni con los que producen ni con el dinero propio.
    Mucha fuerza chicos!!! Coraje Uds pueden salir adelante . El Castillo Fabrega es un lugar mágico.
    Un abrazo muy fuerte.
    Sabrina

  3. Cuánta razón tienes Fabián!!!
    Familia querida! confío en que encontrarán el modo de salir adelante después de este tiempo de crisis!!! Han logrado empoderar un lugar único, maravilloso,con una atención insuperable; las personas que lo visitan seguramente querrán volver una vez que esto pase! cuídense mucho!!
    Todos estamos en el mismo barco!
    Los abrazo muy fuerte

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