Mi hermano Edgardo creó el sistema energético con que hoy gestiona El Castillo basado en ese paradigma: optimizar el consumo, respetando lo existente y cuidando la salud.
Para ello, combina energías de las redes y energías propias, con equipos muy antiguos y otros muy modernos, y así logra récords de eficiencia: El Castillo consume 1/3 de lo que consumiría gestionado de forma convencional.
«No se trata sólo de la eficiencia energética del edificio, sino también de la cultura organizacional, es decir, cómo utilizamos la energía en nuestra vida cotidiana» —dice Edgardo. «¿Pero podemos trasladar las prácticas del Castillo a cualquier hogar? —le pregunto. «¡Claro que sí!» —me responde. Las claves: ser muy creativo, tener una visión holística e integral, medir los consumos, pensar las ubicaciones y usos de los ambientes, conocer el tipo de construcción… Claro, mi hermano siempre hace que todo parezca sencillo pero, cuando lo veo trabajar, pienso que por sobre todas las cosas ¡hay que saber mucho, como él!
El siguiente es un resumen gráfico de lo que Edgardo considera cada vez que analiza un sistema energético (y lo que debemos considerar para analizar nuestros hogares):

Ayer lo acompañé a la Universidad Tecnológica Nacional Córdoba, donde, invitado por la misma universidad y la organización sin fines de lucro Green Drinks, dio una maravillosa charla. ¡Cuánta admiración siento por mi hermano!
-Fabián G. Fábrega
